| Descripción |
"Inhumación individual correspondiente a un sujeto grácil (posiblemente femenino o inmaduro), colocado al parecer en posición extendida. El esqueleto se encuentra en muy mal estado de conservación, y los huesos presentan una coloración negruzca intensa. El conjunto estaba fuertemente cementado. Sobre la parte superior del tronco se hallaron varias conchas perforadas de Cerastoderma edule que pudieron formar parte de un collar. Los restos antropológicos estaban acompañados por diversos restos de fauna y de industria lítica, entre la que destaca una veintena de núcleos y nódulos de sílex depositados en un área muy restringida (menos de 1 metro cuadrado)" (Arias y Ontañón 2008: 46).
La cueva de El Truchiro se encuentra en la localidad de Omoño, en el municipio de Ribamontán al Monte (Cantabria). Se trata de uno de los yacimientos que componen la Zona Arqueológica de La Garma. Fue explorada por L. Sierra a comienzos del siglo XX, llevándose a cabo su excavación arqueológica desde el año 2002. Esta excavación permitió documentar un depósito sepulcral del periodo Mesolítico, fuertemente cementado, compuesto por los restos de un individuo junto con un conjunto de conchas perforadas, restos de fauna e industria lítica. El Truchiro es un yacimiento fundamental para conocer las prácticas funerarias del final del Mesolítico cantábrico.
El Mesolítico es el periodo que se desarrolla durante la primera mitad del Holoceno, desde el final del Paleolítico Superior y de las condiciones climáticas de la última glaciación (c.a. 10.000 a.C.), hasta la aparición de la economía de producción (agricultura y ganadería) y el desarrollo del Neolítico (c.a.5.000 a.C.). Se trata por lo tanto de las últimas sociedades de cazadores y recolectores, aunque tiene lugar en unas condiciones muy diferentes a las del Paleolítico. La mejoría climática permitió el desarrollo de grandes masas forestales, que condicionaron las formas de vida de las comunidades humanas: desaparecen las grandes manadas de animales (como uros, bisontes y caballos), cobran importancia otros recursos como la pesca y los vegetales, se reduce la movilidad de los grupos humanos, se simplifica la tecnología, etc. En el occidente de la costa cantábrica, este periodo recibe el nombre de Asturiense, y se caracteriza por la aparición de "concheros", grandes acumulaciones de conchas de moluscos que atestiguan la intensa explotación de los recursos marinos, así como del "pico asturiense", un útil lítico destinado a desprender dichos moluscos de las rocas a las que se adhieren.
Hacia el 5.500 a.C., una comunidad de finales del Mesolítico deposita el cadáver de una mujer o de un individuo juvenil dentro de una fosa, en una pequeña oquedad en la base del monte de La Garma. El cadáver iniciaba así su viaje al más allá, tendido sobre un lecho de elementos vegetales, y provisto de un collar de conchas de Cerastoderma sp. y Trivia sp., varios núcleos de sílex y objetos de adorno.
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| Bibliografía |
ARIAS CABAL, Pablo; ONTAÑÓN PEREDO, Roberto. Zona Arqueológica de La Garma (Omoño, Ribamontán al Monte). Campañas 2000-2003. Actuaciones arqueológicas en Cantabria 2000-2003. Santander (m): Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria, 2008, pp. 43-60..
Catálogo de la exposición. Santander (m): Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, 2013.
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